¿Debe aspirar una televisión privada a tener buena reputación?
Cada español dedica cuatro horas al día a ver la televisión: si miramos lo que representa ese tiempo a lo largo de una vida, resulta que pasamos quince años frente al televisor. Las cadenas tienen el reto y la obligación de con-vertir esos miles de horas en algo provechoso; no pueden conformarse con ser una mera compañía, deben tener una aspiración más alta: soñar con enriquecer la vida de los espectadores.
Ese ha sido el ideal de Antena 3, y de la búsqueda de ese objetivo nace Atres-media que, con la incorporación de La Sexta, es el grupo de televisión más respetado por el público y mejor valorado por los anunciantes. La fuerza de ese proyecto ha permitido derribar muchos mitos: demostrar que calidad y audiencia son compatibles, que para triunfar no hay que ser zafio ni morbo-so, que al público le gustan los buenos contenidos o que es posible mante-ner dos cadenas editorialmente diferentes en el mismo grupo audiovisual.
La evolución de Antena 3 hasta convertirse, junto con La Sexta, en Atres-media se recoge en estas páginas, dirigidas a los espectadores que sienten curiosidad por el mundo de la televisión; también a los profesionales del marketing y del management interesados en la gestión de marcas y, por último, a todos aquellos que consideran importante la libertad e indepen-dencia de los medios.
Y es que este libro no tiene un principio, sino muchos. Si el fin nunca justifica los medios, en este caso, los principios sí justifican a nuestros medios de comunicación y, además, lo más importante: generan valor.
¿Puede una televisión comercial apostar por la calidad y conseguir buenos resultados de audiencia?
¿Es posible una fusión en la que se mantengan dos marcas fuertes y editorialmente distintas?